Descripción
Estrategia III Es imposible hablar de Mikhail Botvinnik (1911-1995) sin utilizar el término estrategia. Este genio del tablero, tres veces Campeón del Mundo, es el paradigma absoluto del juego estratégico.
Tal y como manifiesta Leontxo García en el prólogo de esta edición.
«Aunque haya pasado medio siglo desde que Botvinnik exhibiera sus virtudes, Estrategia III continúa siendo un modelo para los aficionados del siglo XXI, como lo fue para los más brillantes productos de la escuela soviética, incluidos Anatoli Kárpov y Gari Kaspárov».
Tenaz maestro de campeones
Botvinnik fue, sin duda, el jugador más beneficiado de la historia por el polémico derecho a la revancha.
Y además fue sobreprotegido por las autoridades soviéticas (hay sospechas fundadas de que el KGB copió los análisis secretos de uno de sus grandes rivales, el excampeón del mundo holandés Max Euwe, durante un viaje), especialmente en detrimento de Paul Keres, coetáneo de Botvinnik que mereció ser campeón del mundo.
Pero sería muy injusto subrayar eso sin destacar al mismo tiempo el gran espíritu deportivo de Botvinnik y, sobre todo, su enorme capacidad para aprender de los errores propios y aprovechar los puntos débiles de sus rivales tras someter su juego a un análisis de entomólogo.
Aunque haya pasado medio siglo desde que Mijaíl Moiséyevich exhibiera esas virtudes, continúa siendo un modelo para los aficionados del siglo XXI, como lo fue para los más brillantes productos de la escuela soviética, incluidos Anatoli Kárpov y Gari Kaspárov.
Pierde la corona ante Vasili Smyslov en 1957, pero la recupera en 1958; la pierde de nuevo frente a Mijaíl Tal en 1960, pero vuelve a ganarla un año más tarde.
En ambos casos, Botvinnik detecta con precisión de cirujano las pequeñas carencias –en el juego abierto de Smyslov y el cerrado de Tal– de ambos campeones efímeros, y conduce la lucha a esos terrenos en los encuen-tros de revancha.
De cada uno de los duelos que disputó Botvinnik por el trono, así como de sus espléndidos rivales, se pueden escribir muchas páginas repletas de información interesante, pero ello supera con creces lo que debe ser el contenido de un prólogo como éste.
Un Ejemplo
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