MIS GENIALES PREDECESORES Un genio, Gary Kasparov, analiza minuciosamente a otro genio,
Bobby Fischer, en uno de los libros más interesantes que pueden escribirse sobre ajedrez. Son dos de los
jugadores más carismáticos y revolucionarios en más de quince siglos de historia documentada, pero
muy distintos entre sí. Fischer tuvo una infancia muy dura en un país, Estados Unidos, donde el ajedrez
se cuida mucho en los colegios pero no es popular como profesión. Sin embargo, sus triunfos
apabullantes contra las estrellas soviéticas llegaron en plena guerra fría, y eso le convirtió en héroe
nacional, que además conmocionó el deporte mental: millones de personas se iniciaron en el juego de
reyes gracias a él. Cuando Fischer se proclamó campeón del mundo, en 1972, Kasparov era un niño de
nueve años, destinado por su madre a ser campeón del mundo de ajedrez, y educado especialmente para
ese fin con un entorno muy favorable en un país donde ser ajedrecista era una profesión muy honorable.
Es casi imposible que un jugador, cualquiera que sea su nivel, no disfrute de las partidas de Fischer. Por
tanto, resulta lógico que el autor de este libro se esmere al glosar la obra del genial campeón en el
volumen IV de Mis Geniales Predecesores. Un libro imprescindible que incluye también 64 páginas de
fotografías.
Un clásico
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